Grabaciones

El conocimiento es poder. La información es poder. La acumulación o reserva de conocimiento o información puede ser un acto de tiranía camuflado bajo humildad. – Robin Morgan

Dentro de quince años, en 2030, un paciente vuele a casa tras su estancia en el hospital. Pone a cargar su teléfono móvil y encuentra una carpeta que fue creada durante su cirugía.

“Veamos” dice. “Creo que apagaré los “comentarios” por ahora. Intentaré ver la primera parte en alta definición (HD) y la segunda en 3D.” Avanza el video hasta el momento en el que es introducido en la sala de quirófano. Observa toda la cirugía paso a paso hasta que le sacan de la sala. Las imágenes le siguen hasta la sala de reanimación y posteriormente a la planta del hospital. Toma algunos apuntes. “No recuerdo nada de esto” se dice a si mismo.

Este escenario ocurrirá muy probablemente en un futuro. Las cámaras de vídeo ya existen en todos los hospitales, pero aún queda por extraer todos los datos de ellas.

La utilización de imágenes en la sanidad comenzó hace décadas. Los libros de texto y revistas médicas de principios del siglo 20 incluían diagramas pero pocas fotografías. Durante mi carrera, la tecnología ha cambiado. Mientras era un residente de otorrinolaringología, en los años 1980, nuestro departamento tenía una cámara Kodak que utilizaba lámparas de flash y películas de diapositivas. Por algún motivo, solía ser el residente el encargado de recuperar la cámara traerla a la sala quirúrgica. Si las fotos eran adecuadas, no se decía nada; sin embargo, si tenía demasiada exposición, si no estaba bien centrada o enfocada, se me hacía saber. En ocasiones, alguno de los cirujanos organizaría un equipo de cámara para que viniese a la sala de quirófano a grabar un procedimiento interesante para poder utilizarlo luego en charlas o clases, pero la interrupción por un equipo tan voluminoso, las luces calientes y la grabación hacían que el proceso fuese molesto y complicado.

shutterstock_305148260Con el paso de los años, por supuesto, la tecnología evolucionó desde la grabación de películas antiguas hasta la era digital. Las imágenes radiológicas y los historiales médicos ya no existen en papel. Los pacientes miran sus resultados de análisis e informes en línea. Los procedimientos de endoscopia, cateterismo y artroscopias se graban de forma rutinaria. La información de montones y montones de grabaciones e informes pueden, hoy en día, contenerse en un flash drive. Pese al rechinar de dientes de múltiples médicos, la Era Digital ha llegado.

¿Cómo reaccionarían médicos y pacientes a la grabación de cada consulta o encuentro en el hospital? Estudios de trabajadores demuestran que se ciñen más a las pautas y protocolos cuando saben que están siendo observados. Mark Makary, un cirujano de la Universidad Johns Hopkins, escribió recientemente en el “British Medical Journal”   “La sanidad puede beneficiarse del poder de las cámaras para mejorar su responsabilidad. En una era en la que el 86% de las enfermeras denuncian haber sido testigo de comportamiento negativo en el trabajo, en la que el lavado de manos sigue siendo extremadamente variable, y en la que muchos médicos no utilizan medicina basada en la evidencia, la grabación de video puede ser una herramienta de incomparable valor.” En otro texto, Markary sugiere que una grabación “también ofrece una valiosa oportunidad para el entrenamiento. De la misma manera que los atletas aprenden con sus entrenadores visualizando videos de partidos anteriores, los médicos pueden igualmente aprender de su rendimiento si visualizan sus grabaciones con un entrenador”

Los pacientes pueden encontrar muy útil el hecho de que todas sus experiencias hayan sido grabadas. Un ejemplo reciente ha atraído mucho la atención. Un hombre de Virginia que se estaba sometiendo a una colonoscopia dejó su teléfono móvil encendido. Descubrió posteriormente que el anestesista y gastroenterólogo se habían “reído de él e insultado desde que le durmieron” y “escribieron un falso diagnóstico en su historial”. El comportamiento de ambos trabajadores empujó a una acción disciplinaria y acuerdos de “mala praxis”.

La experiencia del hombre de Virginia me llevó a pensar ¿Y sí todos los trabajadores del hospital llevasen una cámara encima, y sí todas las salas de quirófano, pasillos y plantas tuviesen aparatos capaces de capturar y archivar videos y audios de alta calidad? ¿Y sí todas las salas de quirófano tuviesen las capacidades de grabación de video de un estadio NFL (ver mi predicción sobre ese escenario aquí)? Si solucionamos todos los problemas de la HIPAA, ¿Podríamos hacer que todos los archivos fuesen accesibles a los pacientes? ¿Podría toda la información añadirse en una base de datos enorme?

Esta magnitud de almacenamiento y diseminación de datos sería un mar de cambios. La medicina, históricamente, ha sido paternalista; los médicos de generaciones anteriores a la mía ocultaban de forma rutinaria los diagnósticos temerosos como el cáncer o las infecciones fatales a sus pacientes. Sin embargo, cuando mis compañeros y yo entramos en esta profesión, se nos enseñó que los pacientes así como sus familias son compañeros en el cuidado y deberían participar en todas las decisiones.

La transparencia se aceleró mientras los motores de búsqueda trajeron información (y desinformación) de salud a la mano de todo el mundo.

Un mundo de vídeos de móvil y cámaras 24/7 llevaría la relación médico-paciente a otro nivel. Los médicos dejarían de filtrar e interpretar los datos; los datos estarían disponibles a pacientes y familias sin filtrar, y sin duda alguna, en tiempo real. El papel del médico cambiaría. Así como también cambiaría el papel del paciente y sus familiares.

Nuestro paciente de 2030 se acomoda en su silla y observa al radiólogo interpretar su PET scan, ve una repetición de su propia cirugía de su cáncer, vuelve a ver todas sus consultas clínicas y escucha las discusiones acerca de su caso en una conferencia de cáncer. Un algoritmo muestrea los archivos e informa que la interpretación del scan es 89% correcta, la cirugía es 74% eficiente, los doctores olvidaron sugerir un ensayo clínico y el tratamiento indicado está acorde al 63% de las recomendaciones dadas a los pacientes con el mismo diagnóstico y bajo las mismas condiciones en la nación. Apunta algunas notas más y formula ciertas preguntas. En seguida tiene una lista de temas de los que hablar con su doctor cuando se conecte para su consulta virtual.

El artículo original fue publicado en http://www.froedtert.com/Blog/Blog.aspx?id=203439&sid=1&BlogPostId=467&CategoryId=5#

El Dr. Bruce Campbell es un Otorrinolaringólogo. Su blog personal es Reflections in a Head Mirror.